Sí, soy mamá de 5 y soy fotógrafa
No sé cómo lo haces, ¿Son todos tuyos? ¿Se puede trabajar y tener 5 hijos?
Estas son sólo algunas de las preguntas que me hacen a diario y la verdad es que sí, yo he podido ( y tu también puedes) y soy muy feliz.
Pero por supuesto no todo es color de rosas, y hay que trabajar para lograrlo.
¡Esa es la parte interesante, tu éxito siempre va a ser del mismo tamaño que tu esfuerzo!
Quiero compartir contigo cómo llegó la fotografía a mi vida y cómo mi familia ha sido parte fundamental para desarrollarme tanto personal como profesionalmente. Todo lo que he vivido me ha servido para aprender, crecer y mejorar como persona, mamá y fotógrafa.
Mi historia profesional quizás es un poco diferente a muchos, porque yo partí esta carrera cuando mis hijos ya estaban grandes y yo bastante “adulta” , para no entrar en detalles de edad😂, pero creo que los años anteriores sólo me estaban preparando para esto.
Me gustaría contarte un poquito más sobre mi historia aquí,
¿me acompañas?
¡MI SUPER EQUIPO!
Había una vez…
Lo que les voy a contar en este post no es un cuento, pero sí una aventura, mi aventura personal como madre y fotógrafa.
Nosotros venimos de familias numerosas, así que el tema de tener varios hijos era algo que era obvio. Los 5 niños nacieron en un lapso de 11 años, suena loco, y ¡sí lo fue! pero no imagino mi vida de otra forma. Era bastante trabajo, y los niños necesitan “mucha mamá”, pero yo diría que es el trabajo más gratificante e inspirador que alguien puede tener.
No todo ha sido fácil, ¿Crees que mis hijos despertaban, jugaban juntos, estaban en silencio, no se aburrían, se comían toda la comida, les iba fantástico en el colegio y nunca peleaban ni se enfermaban? La respuesta correcta es ¡NO!
Tuvimos todas las experiencias que te imagines: desde pequeños accidentes caseros, peleas, castigos varios, reconciliaciones, niños que no querían comer, varias hospitalizaciones ( y cuando digo varias te digo que fueron más de 40😱), pero la verdad nada de esto fue un obstáculo para seguir adelante y solucionar las cosas ¡pase lo que pase!
Siempre dicen que lo “perfecto es enemigo de lo bueno”, y creo que esto es parte de nuestra historia familiar.
Somos una familia normal, con mamá, papá e hijos normales, con todo lo bueno y lo no tan bueno.
Tampoco fui una mamá-parque de diversiones, no tenía mucha paciencia, no era de jugar en el suelo con ellos, mas bien los acompañaba (por eso siempre podía hacer mis propias cosas, estudiaba, pintaba, dibujaba, y trabajaba) y ellos se las ingeniaban con todo tipo de ideas, que incluían desde barro hasta martillo. Mi marido, gran colaborador de este tipo de ideas, era de dejarlos investigar e inventar cosas y mirarlos desde lejos para no coartarlos.
Lo único infaltable eran las fotos de la mamá a todo lo que iba pasando. Y todavía ni pensaba dedicarme a la fotografía.
Hoy son todos grandes, pero para mí siguen siendo “mis niños”, aprendí y aprendo mucho de ellos, desarrollé mucha paciencia y somos un clan, unidos ante todo y son lo más importante de mi vida y el mejor regalo que he recibido.
Cada uno de mis cinco hijos es especial y diferente, me llenan de alegría y hacen que cada día sea un día mejor, y además son mis fans número uno, y los que más me ayudan a poder trabajar y llevar la casa, me incentivan a crecer en mi carrera, me ayudan, me exijen y también me felicitan.
¿ Y después de tanto bla bla, cómo partí mi carrera de fotógrafa?
Ups, me fui por las ramas, ¡voy a eso!
Creo que la fotografía me encontró a mí y no yo a ella.
Desde que me regalaron mi primera cámara a los 11 años, nadie se salvaba de ser fotografiado por mí, pero tomaba fotos en modo automático, que la cámara pensara por mí, y cuidando mucho cada toma, ya que el revelado era bien caro (en Kodak me gustaba a mí) y mi papá siempre siempre me apoyaba y me pagaba esos revelados. Por supuesto le costaba y yo sabía, por eso me esforzaba en que las fotos me salieran lo mejor posible.
Creo que en ese tiempo empecé a aprender de composición, por prueba y error
Mi infancia fue en el campo, con mis primos y hermanos ¡éramos muchos! y lo pasábamos muy bien juntos. La imaginación y creatividad que nos inculcaron es algo único y de lo que me encanta tener recuerdos. Mis abuelos, papás y tíos nos ayudaron a desarrollar muchos hobbies, entre ellos mi gusto por la fotografía, y creo que es una cosa que nos distingue como familia.
Más tarde decidí estudiar fotografía para que mis fotos fueran mejores y más bonitas.
También me ayudaba a distraerme un poco en una época en que mi hija menor estaba bastante enferma y necesitaba muchos cuidados, y la fotografía y todo el arte en general nutre el alma, y fue muy gratificante.
Mi primeros modelos ya eran mis niños, tenía fotos de ellos en cada etapa, fotos que hasta hoy vemos todos juntos y es panorama familiar.
De a poco me fui encantando cada vez más con este “hobby” y quise aprender más.
Aposté todo para dedicarme a la fotografía, dejé mi trabajo en decoraciones para dedicarme por completo a formarme como fotógrafa de familias.
“Las fotografías abren puertas al pasado, pero también permiten dar un vistazo al futuro”
Esta frase de Sally Mann ¡me encanta! porque refleja perfecto como nació mi gusto por la fotografía.
Cuento corto: una de mis hermanas me dijo “hazte una cuenta de Instagram” para que muestres tus fotos porque son muy buenas, era amor de hermana. Yo ni sabía de qué me hablaba, pensaba, cómo voy a estar mostrando fotos a desconocidos ( ya se me quitó el miedo claro 🤣) , pero era lo que había que hacer, sino ¿quién me conocería?
Y todo comenzó: algunas amigas de mi hermana me pidieron sesión de fotos para su familia, y yo sí sabía muy bien la técnica, había estudiado mucho, tenía mi primera cámara profesional una Canon 60 D y un lente 50mm f1.8.
Estudié muchas horas cómo usar Lightroom para entregar fotos más profesionales, me volví loca usando cuánta herramienta había, nuevamente prueba y error. Hice varias sesiones , cobraba baratísimo, entregaba 170 fotos, todas editadas en Lightroom, casi una pesadilla….
¿Pero sabes qué me pasó?
Sentía que necesitaba más, me sentía un poco insegura, no sabía buscar bien la luz, no sabía nada de edición. Diría que lo único en lo que me manejaba bien, y más que bien, era en guiar a los niños. Era el momento preciso de tomar esta oportunidad para crecer.
Admiraba con todo mi corazón a la fotógrafa rusa Elena Shumilova, inalcanzable para mí, pues daba sus cursos en Europa. Y ¡sorpresa! Elena daría su primer Workshop en Estados Unidos, en la ciudad de los Ángeles, para mí era “al lado”, sólo 14 horas de avión y una inversión muy alta.
Mi marido, siempre apoyándome, me dijo que debía tomar esa oportunidad, a pesar que nuestra economía familiar estaba bastante complicada, él cuidaría a los niños, incluidos viajes varios al colegio, y teníamos algunos meses para juntar la plata. Se reservaba ese día o nunca porque los cupos eran muy pocos, y me inscribí 🙌🏻
Era el momento de tomar el riesgo, todo o nada: iba ir de todas maneras, estaba tomando las riendas de mi carrera, fui valiente y así con mucho trabajo y dedicación junté el dinero y llegué a conocer a mi admirada Elena, una persona humilde, sencilla, talentosa y generosa que me enseñó a ver la luz de una manera muy especial.
Resultado: descubrí que sabía tan poco, que necesitaba estudiar más, debía saber Photoshop, buscar lugares especiales, pero mis fotografías mejoraron muchísimo y encontré mis primeros indicios del estilo que quería tener.
De vuelta en mi casa, con el apoyo y ayuda de mi querida familia comencé esta nueva etapa en mi vida
Mi sexto hijo, mi negocio de fotografía
La inversión que hice viajando al Workshop, la recuperé con creces, logré comenzar como “Bernardita Aguirre Fotografía” , eso que tanto quería y tanto trabajo me costó, por fin era más real.
Y no sólo eso, con 3 amigas con las que nos hicimos amigas gracias a ese curso, formamos Dreamlight Academy, y hemos dado Workshops a varios fotógrafos fuera de Chile.
Mi camino ya había empezado, había riesgos, era difícil , hay mucha competencia, SÍ; pero ¿y qué?
Trabajé muy duro, seguí capacitándome con distintos fotógrafos,
Tomé 3 cursos de Photoshop básico y así y todo lo odiaba bastante😬, para poder tomar después cursos más avanzados,
Estudié fotografía de retrato y de paisajes
Me capacité en varios cursos de edición de piel
Practiqué tanto que hasta se me rompió el obturador de mi primera cámara Full Frame, que me había costado tanto tener, y tuve que cambiar el obturador
Me hice una página web, envié mis primeros mail, subí mis precios, con terror que nadie me lo pagara, pero la gente sí quería sesiones de su familia que fueran profesionales, pero también artísticas.
Empecé a dar clases, preparé material práctico y bien didáctico.
Muchas amigas querían aprender conmigo, luego gente no conocía, fue un boca a boca muy lindo y empezó mi carrera como formadora, que me gusta tanto como tomar fotos.
Comencé a tener mi equipo de ayudantes:
Mi mamá me hacía, y me hace ahora también, los vestidos que usaba en mis sesiones y cursos
Mi hermana me hace las cosas tejidas
Mi hijo mayor me grababa videos de promoción, me editaba los primeros tutoriales que grabé, mis hijas y sobrinos eran mis modelos para todas las ideas locas que se me ocurrían. Mis hijas son mis modelos más lindas, los otros dos me ayudan junto con mi marido en locuras como llevar caballos al lugar donde quiero hacer la sesión ( hasta 4 horas se han demorado, andando por los cerros)
Mis hermanas me prestan a sus niños para cada una de mis “inspiraciones”
Mis amigas me apoyan y aconsejan en cada nuevo paso que doy
Mi sobrina me ayuda en este blog, en los mails y en varios temas
¡Y el trabajo en equipo para mí es fundamental!
Aquí está el primer video que me hizo mi hijo Rafa
Luego llegó mi primera invitación a un congreso, en Lima, y partí con mi mamá, luego viaje a Estados Unidos a una sesión de fotos en inglés ( y mi inglés es definitivamente malo), partí con mi partner, mi marido, otro congreso, partí con mis hijas. Han sido un regalo todos estos viajes y más aún poder ir acompañada de mi familia.
Comencé a dar mis primeros Workshops, en Chile y en otros países, con alumnos increíbles con quienes ahora somos amigos, muchos de ellos ya son grandes fotógrafos, lo que a mí me da mucho orgullo.
Mi camino fotográfico partió como un hobby, mi familia y amigos eran mis modelos estrellas (algunos siguen siendo) y mi máxima inspiración.
Bienvenido 2020 con el “señor Coronavirus”, en el cual todos nos hemos reinventado de alguna u otra forma con trabajo online. Nuevamente tocó compatibilizar trabajo y familia, esta vez todos encerrados, pero con buen ánimo, optimismo y creatividad, ¡todo se puede!
¿Y tú, ya empezaste tu camino?
Quise compartir mi experiencia contigo para que sepas que siempre hay que buscar tu pasión y ser perseverante.
Cuando encuentras lo que realmente te gusta y apasiona, tienes que luchar por eso. Darlo todo por ese sueño que tanto quieres cumplir, porque cada paso es una nueva aventura, emocionante y especial.
Y sí, ¡soy mamá de 5 y soy fotógrafa!, me ha costado, es un reto cada día, mi casa nunca está muy limpia, la comida tampoco está lista a la hora, y es un trabajo en equipo, mis hijos han tenido que aprender a ser muy independientes desde chicos y su apoyo incondicional, el de mis amigos y familia en general, sé que puedo seguir adelante y soñar cada vez más grande.
Te invito a crecer en lo que te gusta, a seguir descubriendo que es eso que te hace feliz y a aprovechar cada día lo que te regala la vida.
A veces la inspiración o el empujón que necesitamos viene de dónde menos esperamos.
Si te gusta la fotografía, y los momentos importantes de la vida ¡estás en el lugar correcto!.
Sigamos avanzando y creciendo juntos en estos temas.
¡Me encantaría conocer tu historia, ¿Te está costando el camino ? Si es así, ¿Te puedo ayudar?
¡Cuéntame abajo en los comentarios!
Un abrazo, Berni
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